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(*)Diario La Divina Misericordia en mi alma, Beata Sor M. Faustina Kowalska, Editorial Padres Marianos, segunda edición autorizada, 1997. «...Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia Infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia.» (Diario, 687)
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CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA
(Para orar por sí sola o en conjunto con el Santo Rosario)
(Para orar por sí sola o en conjunto con el Santo Rosario)
1. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2. Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre; venga Tu Reino; hágase Tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo. Danos nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación; y líbranos del mal. Amén.
3. Dios te salve María, llena de gracia, el Señor es Contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
4. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
A continuación de cada decena del Santo Rosario, invocar la Divina Misericordia de la siguiente manera:
V: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
R: Por Su Dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
(Finalización del Santo Rosario y/o de la Coronilla)
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
(Última Jaculatoria)
Oh, Sangre y Agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.
(Señal de la Cruz)
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.